Las Insignias Episcopales: Anillo, Cruz Pectoral, Mitra y Báculo.

Siendo el Obispo sucesor de los Apóstoles, es natural que tenga símbolos que, de alguna forma, traduzcan materialmente la realidad sobrenatural de la excelencia de su condición. Trataremos aquí de las cuatro insignias que actualmente representan más al Obispo: el anillo, la cruz pectoral, la mitra y el báculo.

El Anillo Episcopal:

En todos los tiempos y en prácticamente todos los pueblos, el anillo personificó el símbolo de autoridad, de dignidad y de preeminencia: él es para la mano lo que es la corona para la cabeza.

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La corona para la cabeza. De igual modo, el anillo episcopal contiene estas características, una vez que él refleja la eminente autoridad, la dignidad y la preeminencia del prelado que lo porta. Es él un símbolo de la alianza espiritual que une al Obispo con su Iglesia; con efecto, él lo lleva en la mano derecha (en el dedo anular) pues es con esta que bendice a sus ovejas.

Como carácter de lealtad y como símbolo de su desposorio con la Santa Iglesia -de su fidelidad a la Esposa de Cristo- utiliza un anillo. Desde tiempos remotos la Iglesia hizo esta correlación. San Optato de Mileva (siglo IV), sobre el anillo episcopal, ya escribía que su uso por el Obispo servía para que se reconociese que él era esposo de la Iglesia.

 

De entre los Obispos hay uno que se destaca insignemente, por su misión y comunicación con el Espíritu Santo: el Obispo de Roma, el Papa. A tan excelso prelado cabe un anillo todo especial: el llamado «anillo del Pescador», que, a su vez, también representa la Misión del Sumo Pontífice, o sea, misión de ser pescador de hombres, y salvarlos de la muerte, con la red del Evangelio. Es lo que nos enseñó Benedicto XVI, en la homilía en la cual él mismo recibió el anillo del pescador: «La red del Evangelio nos tira para afuera de las aguas de la muerte y nos conduce al esplendor de la luz de Dios, en la verdadera vida. Es precisamente así en la misión de pescador de hombres.»

La Cruz Pectoral:

Cuyo uso remonta al siglo XIII, y que contiene en su interior -generalmente- reliquias de Santos Mártires. Pendiendo de sus hombros, tal cruz está constantemente delante del Prelado, lo que sirve para recordarlo a todo instante, de Cristo Señor Nuestro, que murió por él en el Calvario; y la fe que él profesa con su propia sangre.

 

Sobre la historia del uso de la Cruz pectoral, se sabe que ya para los primeros cristianos, era costumbre portar algún objeto sagrado que servía para evocar el recuerdo de Nuestro Señor Jesucristo. Cuando era grande el peligro, a veces traían en el pecho la Santísima Eucaristía.

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Se pasó a usar la cruz en el pecho, como señal clara y distintiva del fiel cristiano. A partir del siglo XIII, como dijimos, el uso de la Cruz Pectoral pasó a ser señal distintiva propia de los Obispos.

La Mitra:

Desde el Antiguo Testamento vemos la costumbre de que los Sumos Sacerdotes portasen una cobertura para la cabeza, como encontramos en el libro del Levítico, donde hay una referencia a los hijos de Aarón: «Después mandó que se aproximasen los hijos de Aarón, y los revistió de túnicas y de cinturas, poniéndoles también mitras en las cabezas, como el Señor le había ordenado» (8,13).

 

Los cristianos emplearon un sombrero sacerdotal, que luego fue reservado a los Obispos, como nos explica LECLERCQ: «Los cristianos hicieron igualmente el uso de un sombrero sacerdotal, tanto en el Occidente como en Oriente […]; siendo, entretanto, en todos los lugares reservado a los obispos, y teniendo por nombre μ?τρα (mitra).»

La mitra es uno de los más nobles símbolos de los príncipes de la Santa Iglesia, su uso remonta, como insignia episcopal, al año 1000, siendo antes de esta fecha utilizada por algunos Obispos, y después, de uso universal en la Iglesia. Es la opinión de algunos autores, como el Cardenal Bona, que cree también que es alrededor del siglo X que ella tomó su forma actual – al menos en líneas generales.

 

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Se lleva en cuenta también que quien la portaba era generalmente un venerable prelado, a quien los años pesaban, por tanto, sino todos, al menos muchos ya no tenían más físicamente el vigor de la juventud. Eso se reflejaba en la calvicie de sus respetables frentes, haciendo aumentar la molestia del contacto de la piel con el metal frío. En fin, el peso, la estética y la maniobrabilidad acabaron por burilar la antigua mitra, hasta obtener su forma actual. Recuérdese que sus dos lados, los cuales se encuentran en la cumbre, diseñando una punta, simbolizan juntos la sabiduría que debe tener el Obispo, acerca de cada uno de los dos Testamentos.

Otro factor importante es su color: blanco. El color blanco significa la castidad del prelado, él la porta sobre la cabeza, pues es en ella que se encuentran los cinco sentidos, por los cuales el brillo de la pureza puede ser tan fácilmente maculado. Es inclusive para protegerlos que los Obispos portan la mitra de la castidad.

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«El Obispo bendice, con la cabeza recubierta con la mitra; él ejecuta entonces una función toda divina. Dios bendice por su ministerio; pero, cuando él reza, él la retira: es entonces el hombre que se humilla delante de Dios. Lo mismo sucede cuando él inciensa, pues el incensamiento significa las oraciones de los santos, ofrecidas a Dios por el pontífice». (Durand).

El Báculo:

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Símbolo del oficio de Buen Pastor, que guarda y acompaña con solicitud al rebaño que le fue confiado por el Espíritu Santo, el Báculo fue usado desde los primeros siglos del cristianismo. Se tiene noticia de que en el siglo IV él ya era usado por algunos Obispos.

Este bastón pastoral deriva del cayado que usaban los viajantes, nos cuenta EYGUN:

«[Se sabe que] muy antiguamente, los fieles venían a los oficios con sus cayados, pues los rituales de los primeros siglos recomendaban depositarlos durante el Evangelio. Él servía para que los fieles se apoyasen durante las largas ceremonias, a las cuales se asistía de pie.»

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El uso del báculo es una muy antigua costumbre, heredada de toda una civilización acostumbrada al desplazamiento ‘per ambulam’, y que, por tanto, el cayado servía para largos viajes, o grandes períodos de tiempo en que se debería permanecer de pie.

El empleo del báculo se origina en la necesidad que tenían los Obispos -generalmente ancianos- de apoyarse en un bastón durante los viajes apostólicos y las ceremonias litúrgicas; más tarde, la Iglesia agregó al báculo la idea de la autoridad episcopal, así como, paralelamente, el cetro representa el poder de un monarca.

El báculo es como que el cayado que usan los pastores, visto que se sirve de él aquel que tiene la obligación de asistir y dirigir el rebaño y guardarlo en aprisco seguro, contra las investidas de los lobos. Este bastón es, del mismo modo, insignia de la jurisdicción del Obispo, siendo así, el Prelado no lo puede usar fuera de su propia diócesis, y ni siquiera en las Misas de los difuntos, puesto que la Iglesia Militante no tiene jurisdicción sobre la Iglesia Padeciente.

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Muy profundo significado sobre el báculo es el que nos enseñó el San Juan Pablo II, en una Ordenación Episcopal, durante un viaje suyo al África:

«Vosotros portáis, con derecho, sobre la cabeza el emblema del jefe, y, en la mano, el báculo del pastor. Recordad que vuestra autoridad, según Jesús, es aquella de Buen Pastor, que conoce a sus ovejas y está muy atento a cada una de ellas; es aquella del Padre que se impone por su espíritu de amor y de devoción; es aquella del intendente, listo para prestar cuentas a su Maestro; es aquella del ‘ministro’, que está en medio a los suyos ‘como aquel que sirve’ y que está listo para dar su vida.»

 

P. DURAND, que nos proporciona otro significado de esta insignia:
«Inocencio III, en su carta al primado de Bulgaria, dice que el uso del báculo remonta a San Pedro. Su forma no es menos antigua, los [ejemplares] que hasta hoy se conservaron, son como los báculos de hoy, agudos en su extremidad inferior, rectos al medio, y doblados en su cima. Esta forma tradicional traza al pontífice sus deberes: hincar a los perezosos, dirigir a los débiles y reunir a los que erraron por las veredas del mal.»

Preparado por P. Jorge Nelson Mariñez Tapia.
Fuente: Diac. Michel Six, EP/http://m.es.gaudiumpress.org/content/51214-Las-Insignias-Episcopales–anillo–cruz-pectoral–mitra-y-baculo.


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